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El remedio que todos necesitamos

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Este es un cortometraje realizado por Roland Pupupin, con el objetivo de promover una Campaña que se está realizando para acrecentar la compasión en los sistemas de salud en países europeos.

Quisiera aprovechar este post para que reflexionemos entonces acerca de la compasión.

Creo que es importante recordar que la compasión nos remite no sólo a un sentimiento de bondad y de preocupación por el otro, sino que está unido a una actitud, a un obrar concreto. Tiene mucho que ver con la misericordia, que es una expresión concreta del amor por las personas más necesitadas. Ser compasivos no es entonces únicamente sentir lástima por otro que sufre, implica compromiso, “meterse en la vida del otro”, implica sacrificio.

Como cristianos tenemos la Gracia de tener un ejemplo palpable de cómo vivir esta actitud en nuestra vida. Esta compasión esta ejemplificada de manera especial en la vida y en la obra del Señor Jesús; que vino a servir antes que, a ser servido. Él entregó su existencia atendiendo al más pobre y necesitado, se compadeció del hombre que sufre el mal físico, también el espiritual. Cristo nos da muchas lecciones y constantemente nos invita a «hacer lo mismo» «seguir su ejemplo»; lo hace a través de sus historias y parábolas, con tal que lo podamos entender con más facilidad. La que creo que está en sintonía con una vida compasiva es la de El Buen Samaritano (Lucas 10, 37).  Aquel hombre que no pasó de largo, más bien se comprometió con quien estaba muriendo al borde del camino.

Pero creo que la compasión no es únicamente una tarea de nosotros como cristianos, es una tarea del ser humano, sea cual sea su religión y creencia; se compasivo responde a su naturaleza, a su identidad más profunda. El hombre es un ser creado para vivir en comunión con los demás; además su vida tiene mayor sentido cuando procura la fraternidad y el amor; así su misión es la de trabajar por construir un mundo de paz y reconciliación; no de violencia, guerra y rencor. Por eso es que cuando vemos las consecuencias del odio y de la guerra, cualquier persona reconoce que no es lo natural, que no está bien, que es antinatural.

Vivir la compasión entonces, nos corresponde a todos, para hacer de este un mundo de paz como todos anhelamos. No se requiere tener talentos extraordinarios, u ocasiones muy especiales. Se necesita un corazón convencido, dispuesto y abierto a los demás, que testimonie el Amor, ese amor que hemos recibido de Cristo; y compartirlo especialmente con los más pobres y necesitados, que reflejan el rostro de Cristo. Requiere que abramos los ojos, miremos a nuestro alrededor, que con seguridad tendremos a quién atender, consolar y servir.

En este tiempo que anhelamos crecer en la misericordia, pidámosle a Dios esta Gracia y acerquémonos también con confianza a San Antonio de Padua y a Santa Faustina Kowalska, quienes nos pueden enseñar a vivirla.

Les dejo esta oración de Santa Faustina Kowalska para practicar la misericordia.

ORACIÓN DE LA MISERICORDIA

«Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla…

a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos …

a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos…

a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras …

a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio …

a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo»