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El rezo del Rosario en Familia

Así como hay varios modos de meditar los Misterios, hay también varios modos de rezar el Rosario en Familia. Parece, no obstante, que el modo más práctico es el siguiente: al principio de cada decena el que guía el Rosario anuncia el correspondiente misterio en voz clara y pausada. Si se estimare conveniente, puede insinuar algunos puntos a propósito para facilitar la meditación. Cuando fuere posible, la familia entera deberá leer en alta voz la meditación sobre cada misterio ya que, en esta forma, la expresión vocal ayuda a encauzar la atención hacia la materia que se está considerando, y da a todo el grupo un sentimiento más vivo de su activa participación en los ejercicios de devoción.

El rezo del Rosario en Familia debe practicarse cada día y en cada familia, sin omitirlo por nada y aunque se hallen ausentes, no importa por qué motivo o causa, algunos de los miembros de la familia. Basta que haya dos presentes para que el Rosario que recen en común sea ya el Rosario en Familia, con todas sus prerrogativas especiales. Claro está que la familia entera debe procurar hallarse presente diariamente al acto, pues los miembros que por su culpa dejen de asistir, no sólo perderán los frutos del rezo en familia del Rosario, sino que debilitarán la fuerza que tienen, en la presencia de Dios, los ruegos de una familia unida.

Las visitas que lleguen al hogar no deben ser óbice para el fiel cumplimiento de la devoción cotidiana del Rosario en Familia. Ningún visitante, aunque no fuera católico, se sentiría complacido al saber que debido a su presencia, y por no perturbarlo a él, los dueños de la casa habían relegado a Dios y a María a segundo término en esa ocasión. La experiencia, además, ha demostrado que el rezo del Rosario en Familia, en presencia de las visitas, ha sido uno de los medios más fructuosos de propagar la devoción. No es esto extraño, porque si bello es ejecutar el acto, bello será el contemplarlo, y acaso quienes lo contemplen querrán después ellos mismos practicarlo.

No hay hora fija para rezar el Rosario en Familia. A unas familias les convendrá una hora; a otras, otra. La hora favorita, sin embargo, parece ser después de la comida de la tarde antes, tal vez, de empezar a lavar los platos y mientras todos se hallan aún reunidos alrededor de la mesa. Nuestra Señora, con ser la dueña de la casa modelo, no desaprobará la conducta de la madre de familia que dilate esos menesteres por unos diez minutos a fin de elevar, desde la mesa del hogar, unas plegarias que valen una eternidad.

Indulgencias concedidas al Rosario en Familia - ¿Y los frutos del Rosario en Familia? ¿Qué diremos de ellos? ¿Quién podrá enumerarlos? La historia los relata desde el tiempo de Santo Domingo hasta la batalla de Lepanto, desde Lourdes hasta Fátima y la hora presente. La belleza de las oraciones de que consta la devoción es incomparable; su poder suplicatorio, irresistible. La Iglesia, además, como complemento de estos frutos, ha concedido indulgencias especiales al Rosario en Familia. Además de la indulgencia parcial de diez años una vez cada día, ya otorgada, y de la indulgencia plenaria dos veces al mes, según el nuevo Decreto, se concede: 1) Indulgencia plenaria cada sábado. 2) Indulgencia plenaria otras dos veces a la semana con opción a elegir los días. 3) Indulgencia plenaria en cada una de las fiestas de la Virgen que se encuentran en el calendario universal. Las condiciones son: confesión y comunión dentro de la semana. Pueden aplicarse estas indulgencias a uno mismo o a las almas del Purgatorio en general o a una en particular.

El Rosario no es una devoción nueva; se remonta siglos atrás en la historia. Igual sucede con el Rosario en Familia, el cual no es menos antiguo. Si en la actualidad las familias, en todas partes, no rezan el Rosario, no es porque el Rosario haya dejado de pertenecer al círculo de actividades propias de la vida familiar, sino porque las familias ya no quieren pertenecer al Rosario. He aquí el motivo que dio comienzo a la actual Cruzada del Rosario en Familia.

R. P. PATRICK PEYTON, C. S. C.

INDULGENCIA DEL SANTO ROSARIO

La Indulgencia es la remisión, ante Dios de la pena temporal debida por los pecados ya perdonados en cuanto a la culpa.

- Todas las indulgencias, tanto plenarias como parciales pueden ser lucradas por los fieles para sí mismos, o aplicarlas por los difuntos. (cfr.CDC. canon 994).

- No pueden, en cambio aplicarse por otra persona viva (indulgentiarum, norma 3).

REQUISITOS PARA GANAR LA INDULGENCIA
Rechazar todo tipo de pecado incluyendo el venial.
Confesión sacramental (una semana antes o después).

Comunión Eucarística.

Rezar por las Intenciones del Papa.
Tener la intención de ganar la Indulgencia.
Realizar la obra prescrita.

Hay dos clases de Indulgencia, plenaria y parcial.

INDULGENCIA PLENARIA: Son aquellas que liberan totalmente la pena temporal debida por los pecado (C.D. Canónico, canon 993) Se puede ganar una sola vez al día (Enchiridion Indulgentiarum, norma 23).

Se puede ganar: Rezando el Santo Rosario, en una Iglesia u oratorio, en una comunidad religiosa o en FAMILIA.

INDULGENCIA PARCIAL: Son aquellas que liberan solo en parte dichas penas (C.D.C. canon 993), se pueden ganar muchas veces en el mismo día (cfr, ibid., norma 21).

Se puede ganar rezando el:

Angelus o Regina Coeli.

Bajo tu amparo...

Dios te salve, Reina…

Letanías.

Magníficat.

Acordaos, oh piadosísima Virgen María…

Haciendo la señal de la Cruz; “En el nombre del Padre…

Usar objeto de piedad bendecido (Rosario).

                                                                                              EL PAN DE LOS POBRES