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Datos que pueden ayudar en la educación de los hijos

Escritor

Niñas y niños se mueven a impulsos de lo que sienten. Si se sienten cómodos, ríen y se dejan llevar, si se sienten incómodos, lloran o protestan. De ahí, que un objetivo prioritario a la hora de educar en los primeros años sea: aprender a superar, con mayor destreza, los niveles de tensión que provocan los sentimientos del día a día. Esto implica centrar la atención para conseguir inhibir la conducta derivada del “bote pronto” de los impulsos mediante el autocontrol de las emociones.

Se cifra en 10.000 horas de entrenamiento las que se necesitan para adquirir una maestría en cualquier cosa. Por ello, cuanto mayor sea la pasividad y dejación de unos padres respecto de la educación de los hijos, más dificultades tendrán estos para alcanzar la madurez.

Educar con un referente facilita una hoja de ruta, se activa la atención de las hijas y los hijos, estos, concentran su interés en unos objetivos de mejora y ellos mismos pueden evaluar sus actuaciones.

Características de personas inmaduras… aunque tengan 40 años: bajo autocontrol, inseguridad, escaso autoconocimiento, les puede la impulsividad, dependencia emocional, temor y ansiedad.

Ser padre o madre, no es sinónimo de enjuiciar o de emitir órdenes a los hijos. Más bien debiera ser sinónimo de contemplar, proponer, animar, acoger, acompañar, escuchar y atesorar paciencia. El éxito de la educación de los hijos deriva del cariño, del tiempo y de la continuidad. Nunca ha dado buenos resultados la educación a través de “encuentros esporádicos”. El logro de cualquier proyecto requiere de unos objetivos, unos tiempos y un “repensar” lo que se está haciendo para rectificar si conviene hacerlo.