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Anda, tu hijo está curado

En aquel tiempo, salió Jesús de Samaria para Galilea. 
Jesús mismo había hecho esta afirmación: «Un profeta no es estimado en su propia patria». 
Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. 
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. 
Jesús le dijo: 
- Como no veáis signos y prodigios, no creéis. 
El funcionario insiste: 
- Señor, baja antes de que se muera mi niño. 
Jesús le contesta: 
- Anda, tu hijo está curado. 
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: 
- Hoy a la una lo dejó la fiebre. 
El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: «Tu hijo está curado.» Y creyó él con toda su familia. 
Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Comentario del Papa Francisco

Habrá gozo y alegría por lo que voy a crear. Me gozaré de mi pueblo. Is 65, 18.19: primera lectura. Es como si fuera un ensueño del Señor: el Señor sueña. Tiene sus sueños. Sus sueños sobre nosotros. ¡El Señor sueña conmigo! ¡Estoy en la mente, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cmbiar mi vida! ¿Y qué debemos hacer? Creer que el Señor puede cambiarme, que el Señor es poderoso: como ha hecho con ese hombre que tenía el hijo enfermo, en el Evangelio: ese hombre creyó en la palabra que Jesús le había dado y se puso en camino.